En los últimos años mucho se ha hablado de las criptomonedas o del bitcoin, una representación virtual de dinero que no es regulado por los bancos. A raíz de su auge, varios países están evaluando la posibilidad de poner en marcha la utilización de dinero emitido por las mismas entidades financieras, con sus respectivas regulaciones, y que esa monea esté respaldada por dinero físico.
El gran beneficio es que los pagos serían más rápidos y más baratos, pues actualmente una transferencia internacional puede demorar varios días y la idea es que el dinero digital funcione de la misma forma que un correo electrónico: es decir, al instante.
El gran temor de los bancos es que los clientes decidan trasladar todos sus depósitos desde la banca comercial hacia los bancos centrales, lo que provocaría inestabilidad financiera. En este punto vale la pena explicar que los bancos comerciales sirven directamente al público mediante la entrega de productos y servicios bancarios a los consumidores. La función de un banco central es dirigir la política monetaria, prestar servicios bancarios a los gobiernos, controlar la inflación, proporcionar liquidez al sistema bancario y poner en práctica regulaciones.
Tal vez, esta sea la razón por la cual las criptomonedas y el bitcoin han tomado tanta fuerza, pues quienes las manejan para hacer diferentes transacciones las controlan por sí mismas sin la intermediación de ninguna otra entidad financiera como un banco.
Estados Unidos ya está desarrollando el dólar digital. Y otros países como Suecia, Canadá, Suiza, Reino Unido, Japón y el Banco Central Europeo están analizando las ventajas, desventajas y sobre todo los riesgos de crear dinero virtual.
En este camino, como siempre, China ya lleva la delantera porque el diseño del yuan digital ya está finalizado; y por supuesto, los demás países, principalmente Estados Unidos, no se quieren quedar por fuera de esta carrera financiera.
Por ahora, el dinero digital regulado sigue estando en observación. Los demás países solo acelerarán sus fuerzas para comenzar con esta implementación hasta que China arranque en forma con su yuan virtual. Mientras tanto, las altas esferas del mundo financiero están moviendo fichas para no quedarse atrás en esta dinámica digital.