Uno es dejar de leer, es decir cuando las personas interrumpimos nuestra educación, nuestro conocimiento para crecer. Es de esta manera cómo interrumpimos nuestra evolución.
El otro motivo es cuando perdemos la ilusión, cuando dejamos de creer que las cosas sí son posibles, cuando sencillamente dejamos de soñar y perdemos las esperanza.
En un libro que se llama líderes por naturaleza leí una frase qué me encantó. Decía: la gran tragedia de la vida no es la muerte, es lo que muere dentro de nosotros mientras estamos vivos. El filósofo estadounidense Henry Thoreau lo explica de la siguiente manera: los jóvenes desean construir una escalera de madera que los lleve a la luna, pero con el tiempo el hombre de mediana edad termina construyendo una cabaña con la madera que era para hacer esa escalera.
La gran mayoría de personas terminan trabajando toda su vida porque se vuelven adictos a los ingresos. Trabajar no está mal, pero cuando sólo piensas en que tu trabajo depende únicamente del dinero que ganas ahí está pasando algo que debes replantear, porque si sólo trabajas por conseguir dinero estás perdiendo el enfoque y no vas a trascender, sencillamente porque solo te dedicas a pagar cuentas y dejas atrás tus sueños, y con el transcurrir del tiempo todos esos anhelos se convierten en lejanos recuerdos.