El impulso más profundo de los seres humanos es el deseo de ser importante y de sentirse apreciado. La mejor forma de desarrollar potencial es los demás es por medio del aprecio y el aliento.
Nada hay que mate tanto las ambiciones de alguien que una crítica mordaz; en cambio, incentivarlo hace que se potencialicen sus talentos. Cada vez que puedas realza al otro, destaca sus cualidades y sé efusivo con tus comentarios. Una palabra de aliento es alimento vital para la autoestima.
Comienza a practicar esto en tu vida cotidiana y verás cómo con tu generosa apreciación puedes cambiar la vida de alguien. Y ojo, la diferencia entre la apreciación y la adulación es muy sencilla: una es sincera y la otra no. Una procede del corazón y la otra sale de la boca.
Así que seamos calurosos en la aprobación y generosos en el elogio.