Detrás del Like
De una familia de élite en Bogotá a perderlo todo en las drogas: la historia sin filtros de Carolina Uribe Lobo-Guerrero
En Detrás del Like conocimos a Carolina Uribe Lobo-Guerrero, una mujer que lo tuvo todo y que, sin imaginarlo, lo perdió todo. Nacida en una familia reconocida y acomodada de Bogotá, estudió en prestigiosos colegios, creció rodeada de comodidades y con la influencia determinante de su abuela, a quien veía como un ejemplo de elegancia y éxito. Sin embargo, tras esa fachada de perfección, Carolina arrastraba desde niña un profundo vacío emocional.
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La búsqueda de aceptación y pertenencia la llevó, primero, al alcohol y luego al consumo de drogas. Lo que comenzó como una manera de encajar en fiestas y amistades se convirtió en una espiral que la arrastró durante años. Probó sustancias cada vez más fuertes, sufrió una sobredosis, robó a su propia abuela, vivió en pagadiarios y finalmente terminó en la calle, durmiendo en cartones durante siete meses y sobreviviendo gracias a habitantes de calle que la cuidaron.
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“Yo era la nieta mayor en una familia muy bien de Bogotá, estudié en el Gimnasio Femenino, y terminé perdiéndolo todo en la droga”, confiesa con la crudeza de quien ya no tiene nada que ocultar.
Su historia es la demostración de que las adicciones no distinguen clase social, apellido ni estrato. El mundo de fiestas, lujos y privilegios se transformó para Carolina en noches de consumo, miedo y soledad absoluta. Tocó múltiples fondos, vivió cárceles y deportaciones, pero también encontró la fuerza para levantarse.
Hoy, lejos de aquella oscuridad, Carolina es conferencista, tallerista y una voz potente en temas de salud emocional y prevención de adicciones. Su propósito es claro: usar su experiencia como testimonio para que otros entiendan que nadie está exento y que pedir ayuda a tiempo puede salvar la vida.
La entrevista en Detrás del Like deja una lección invaluable: detrás de los apellidos rimbombantes y las fotos perfectas puede esconderse un dolor inmenso. Carolina Uribe Lobo-Guerrero nos recuerda que las drogas no respetan orígenes ni privilegios, pero también que siempre existe la posibilidad de renacer.
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