En el nuevo capítulo de Detrás del Like, Paula Castillo Lenis conversa con una invitada que no necesita poses, poses espirituales ni frases de cajón: Carolina Castellanos, terapeuta, creadora de Crezen Consultoría, experta en eneagrama y una mujer que durante más de 20 años ha estudiado la conducta humana desde lo más honesto: lo que a uno mismo le duele.
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Y eso es exactamente lo que trae a este episodio. Nada de autoayuda ligera. Nada de “di tres afirmaciones frente al espejo y todo cambia”. Carolina llega a explicar por qué repetimos patrones, por qué nos enamoramos de lo que nos hace daño, por qué atraemos a las mismas personas, por qué reaccionamos igual una y otra vez… y por qué nada cambia mientras sigas creyendo que el problema es “allá afuera”.
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Del disfraz al ego: el origen de nuestra personalidad
Carolina explica que todos, absolutamente todos, construimos una identidad para sobrevivir cuando somos niños. Ese disfraz infantil —que nació para protegernos— se convierte en la armadura de adulto que nos hace actuar, reaccionar y pensar siempre igual.
Lo dice así de claro:
“Cuando yo empiezo a construirme como un ser más adulto, ese disfraz se vuelve una armadura. Yo creo que soy esa versión, no la niña que necesitaba protección”.
Esta es una de las ideas centrales del eneagrama según Carolina: la personalidad que defendemos no es quiénes somos, es quién tuvimos que ser.
Por eso el eneagrama no es un test. No es un tipo. No es un número para presumir en redes.
Es una confrontación directa con eso que evitamos mirar.
El eneagrama no es espiritualidad barata: es trabajo real
Carolina es contundente al explicar por qué mucha gente “no conecta” con el eneagrama:
porque esta herramienta no te soba, no te celebra, no te dice “todo estará bien”.
Te enfrenta.
“A la gente no le gusta mucho el eneagrama porque es una herramienta de trabajo interior. Te confronta con la parte de ti que no quieres aceptar pero con la que estás haciéndole daño a quienes más dices amar”.
Y lo dice sin anestesia: no puedes cambiar lo que no conoces.
El inicio de su historia: las crisis que la llevaron al eneagrama
La entrevista revela momentos de vida que Carolina nunca oculta: quedarse sin trabajo, endeudada, terminar una relación, volver a vivir con sus papás.
En medio de ese caos, aparece, por primera vez, el eneagrama. A los 18 años. Y aunque impactó su vida, confiesa que no entendió nada. Solo años después —cuando la vida volvió a arrodillarla— la herramienta encajó para siempre.
Ese episodio fue la puerta para convertirse hoy en una de las terapeutas más auténticas, crudas y transformadoras del país.
El tipo de terapeuta que no ves en redes
Nada de batas blancas. Nada de “postura profesional fría”. Nada de distancia. Carolina es lo más opuesto a lo que la gente espera de un terapeuta tradicional: “A mis pacientes me encanta verlos, tomar café, a veces llegan a mi casa, se quedan a dormir, hacemos terapia en pijama, si toca un viernes en la noche y necesitan algo urgente, destapamos un vino”.
Esa humanidad es lo que hace que la gente conecte. Y también su sinceridad: ella misma reconoce que no tiene la vida resuelta. Tiene información, herramientas y experiencias… pero sigue siendo humana.
El eneagrama explicado fácil
- El eneagrama no te dice quién eres. Te muestra el ego que adoptaste.
- No te encasilla: te ofrece un mapa para dejar de reaccionar desde la herida.
- Es una herramienta de vida, no un proceso de un mes.
- No sirve si sigues mintiéndote a ti mismo.
