Generalmente en nuestra familia siempre hemos tenido un humor bastante particular que no todo el mundo entiende, pero que a nosotros siempre nos hace reír. Nos ponemos apodos entre nosotros y hacemos comentarios picantes. Hago esta reflexión porque tengo una hija de cinco años que siempre nos escucha hablar, y nos escucha molestarnos entre nosotros. Últimamente ha tenido una serie de comportamientos, y sobre todo, hace unos comentarios que nos ha dejado con la boca abierta.
Cuento esto porque para las personas adultas de pronto es normal que entre familiares o amigos nos molestemos, nos burlemos, tal vez no en un mal sentido, pero esos comentarios sólo los adultos entendemos. Esos comentarios seguramente resultan chistosos y nos reímos todos, pero cuando hacemos este tipo de comentarios delante de niños, ellos no entienden la magnitud, ni la dimensión de lo que se está diciendo y puede resultar contraproducente.
Estoy en una campaña con mi familia para que tengamos más filtro al hablar delante de los niños, porque cuando ellos escuchan esto comienzan a normalizar este tipo de comportamientos y creen que está bien hacer o decir ciertas cosas y resulta que no es así.
Esto puede generar que los niños comiencen a tener algunas actitudes, comportamientos o que puedan comenzar a decir algo que de pronto no es muy adecuado delante de otras personas que están fuera del entorno familiar, puede ser con sus amigos del colegio o con sus amigos del jardín o con personas que sencillamente no son de la casa.
Hay que tener más prudencia cuando se habla delante de los niños porque personalmente no quiero que mi hija crezca como una persona insensible, como una persona que se burla de los demás, como una persona que vulnera los derechos de otras personas y que de pronto hace sentir mal a alguien y no era su intención.
Hay muchos comentarios que solemos decir y que afectan a los demás y que los pueden herir en lo más profundo de su ser, o que sencillamente no logran digerir de la manera que uno piensa que lo pueden llegar a hacer y esto puede entorpecer el ser de otra persona.
Ahora que se ve el acoso y el bullying en los colegios es mejor frenar cualquier práctica que pueda contribuir a esto, y es desde la casa que nosotros debemos comenzar a cultivar una serie de comportamientos y de actitudes para que nuestros hijos aprendan qué está bien, que está mal y cuáles son los límites.
Los niños aprenden únicamente con el ejemplo y no se vale decir únicamente esto que hizo tu papá o tu mamá no está bien y tú no debes repetir esos mismos comportamientos. Con los niños la educación no funciona así, los niños aprenden por imitación. Entonces comportarse y hablar de la mejor manera delante de los niños es un ingrediente ideal para que ellos en entornos externos se comporten como unas personas de bien sin hacerle daño a los demás.