Yo soy Paula
y esta es mi historia
Soy Comunicadora Social y Periodista, Especialista en Periodismo Político y Económico, Coach Profesional, experta en marketing digital, manejo estratégico de redes sociales, habilidades interpersonales y manejo de la ansiedad y el duelo.
Cuento con más de 15 años de experiencia en empresas del sector minero energético, gubernamental y periodístico liderando estrategias de comunicación interna y externa para el posicionamiento y reputación de las marcas. He sido galardonada con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y Premio a la Mejor Bloguera de Colombia 2020.
Dicto talleres, capacitaciones y asesorías de marketing digital, marca personal, psicología del consumidor y liderazgo para grandes empresas nacionales e internacionales.
¡Bienvenidos!
Este, podría decirse que es el resumen ejecutivo profesional de quién es Paula Castillo Lenis. Pero a quienes les interese ahondar más en mi vida personal y profesional, seguramente lo primero que quieren saber es en dónde nací, cómo fue mi infancia, quiénes son mis padres y con cuáles empresas he trabajado.
Así que comencemos…
Mido 1.50. Tengo 39 años, nací en Bogotá, la capital de Colombia. A mis cuatro años ya sabía leer y escribir. Durante mi infancia sobresalí por mis habilidades para la comunicación, las ciencias sociales, la historia, la filosofía, pero sobre todo, por la psicología humana; entender el comportamiento y las reacciones de los individuos me parece fascinante. Las lecturas en este sentido, siempre han ocupado un espacio importante en mis rutinas. Esa especie de entrenamiento en inteligencia emocional, creo que me ayudó en mi adolescencia a que la separación de mis padres, cuando tenía 13 años, no hubiera sido dramática.
Mi papá es un contador público. Si me tocara describirlo con una palabra sería la ecuanimidad. Siempre actúa tranquilo y tiene el mensaje de aliento perfecto en las crisis. Mi mamá es una administradora de empresas. Su título profesional la describe a la perfección: todo lo administra. A ella nada la perturba y vive la vida como si fuera el último día de su vida.
Cuando me preguntaban de pequeña qué quería ser cuando grande siempre contestaba lo mismo: ser periodista. Veía a los presentadores de televisión anunciando las noticias y sencillamente me parecía fantástico contarle a los demás qué estaba sucediendo en el mundo, aunque mi sueño jamás fue salir en televisión. Lo mío era escribir, estar detrás bambalinas.
Inicia la aventura de la vida…
Ingresé a la universidad a estudiar Comunicación Social y Periodismo. En cuarto semestre sentí la necesidad de comenzar a trabajar en mi campo y no esperar a que se terminara la carrera para buscar una práctica profesional. Toqué la puerta de una emisora radial de bastante trayectoria en Colombia: Radio Santafé. Allá me abrieron las puertas y trabajé con un respetado relacionista público que tenía un programa radial que se emitía todas las tardes y en el que se hablaba de la vida cotidiana, la felicidad y el liderazgo.
Me faltaban dos años para terminar mi carrera como periodista y un día paseando con mi mamá por Bogotá, pasamos en frente de las instalaciones del periódico El Espectador, un diario con más de 130 años de historia en Colombia. Recuerdo que le dije: yo voy a trabajar en este lugar muy pronto. Mi mamá me contestó: si Dios quiere.
Puedes llegar tan lejos como tú quieres…
Y Dios quiso, y mi ímpetu me llevó a ese lugar. Trabajé en El Espectador 8 años. Comencé como practicante cubriendo las fuentes de salud y entretenimiento.
Al año me contrataron y me dieron una gran responsabilidad que era cubrir la fuente Bogotá. A los dos años creé una sección para ElEspectador.com que llamé Multimedias y me dediqué a hacer documentales, reportajes, crónicas y entrevistas exclusivamente para internet.
Siendo una periodista muy joven me gané el premio de periodismo más importante en Colombia por sumergirme en la Cárcel Distrital de Bogotá durante cuatro semanas y contar por qué las personas que están privadas de su libertad, también tienen derechos y son dignos de resocializarse.
No podía sentirme más orgullosa, mi carrera iba en ascenso. Así fui nombrada subdirectora de ElEspectador.com.
Comenzaba el año 2016…
cuando recibí una llamada de la Alcaldía de Bogotá para ser asesora de comunicaciones del entonces Alcalde Enrique Peñalosa. No lo pensé dos veces y me salí de la zona de confort en la que me encontraba y di el salto a trabajar en una entidad gubernamental. En 2017 me nombraron Directora de Redes Sociales de la Alcaldía de Bogotá y el Distrito. El reto era enamorar a la ciudadanía con contenidos digitales del proyecto de ciudad y evidenciar que la comunicación pública tiene un componente importantísimo en las redes sociales y en el comportamiento humano. Entendiendo esto, siempre podrás enviar los mensajes que desees para que lleguen de la manera adecuada.
2017 cambió mi vida para siempre, no solo en el aspecto laboral sino personal.
Fue en ese año que comprendí cuan importante es el equilibrio profesional y emocional para que logres el éxito en todas tus dimensiones. Ese año quedé embarazada y nació mi hija Emilia. A los 12 días de nacida, mi abuelita murió.
Es normal que los abuelos mueran, pero mi abuelita era mi primer amor, la mujer que me cuidó con esmero y con la que dormí hasta que entré a la universidad. Ese fue un gran golpe para mí, y la razón por la cual comencé a estudiar y a prepararme para brindar terapias de manejo de duelo.
Perder a un ser querido te puede llevar al fracaso si no sabes tratarlo.
De mi estatura aprendí que es lo único pequeño con lo cual debo conformarme
En 2018 mi vida profesional volvió a tener un giro interesante. Una cazatalentos me encontró por LinkedIn y me ofreció un trabajo en la empresa más grande de Colombia: Ecopetrol. Trabajé en este lugar como Líder de Medios Impresos en la comunicación interna para 34 mil empleados y diseñé la estrategia digital para la compañía. Mi paso por este lugar me abrió la mente y me obligó a crear una pequeña empresa de asesoría digital para emprendedores que hasta ahora estuvieran comenzando con algún proyecto. Pronto la cantidad de trabajo y las obligaciones que adquirí como independiente empezaron a ocupar de lleno mi agenda. Dormía poco y me sentía mala mamá porque no le dedicaba el tiempo suficiente a mi pequeña hija.
En 2019 trabajé de lleno como independiente para importantes marcas como Hay Festival, SportFest, Oasis Floral Products Colombia y Universidad San Martín. También asesoré a diferentes partidos políticos y candidatos que en ese momento buscaban ocupar cargos de elección popular en diversas ciudades y municipalidades en Colombia.
Ese mismo año, después de haber estado separada de mi esposo por más de un año, decidimos darnos una nueva oportunidad y retomamos nuestra relación. Esa situación me enseñó que la vida no es blanca o negra, me enseñó que la vida también tiene varios tonos de grises; y que lo que en algún momento pensaste como definitivo puede cambiar. Todas esas situaciones me han impulsado a fortalecer mis estudios de coaching para seguir ayudando a miles de personas que pierden su norte por los obstáculos que se presentan.
El COVID me ha enseñado más que cualquier otro estudio
En 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del Covid19, el Gobierno Nacional de Colombia me otorgó el Premio a la Mejor Bloguera de Colombia por mis artículos de opinión que publicaba en El Espectador. Ese mismo año también recibí una propuesta laboral que me atrapó. Ser la líder digital de la Fiscalía General de la Nación ha sido uno de los trabajos más retadores de mi carrera. Impartir justicia en cualquier país del mundo es una tarea ardua; y dar a conocer esa gestión es un gran reto. Un reto que no solo me ha permitido entender aún más el comportamiento humano, sino el por qué las personas reaccionan y actúan de ciertas maneras.
En 2021, el Covid19 me arrebató a mi hermano de 34 años. No padecía ninguna enfermedad y dejó a su pequeña hija de dos años y medio y a un bebé en camino. La pandemia me ha formado más el carácter que cualquier estudio que he hecho en mi vida. Cuando piensas que las grandes tragedias que se presentan en el mundo no te pueden afectar, y resulta que sí, es cuando te das cuenta que eres tan vulnerable como cualquiera. Para hacer cambios en la vida, muchos necesitan de un año sabático, otros necesitan una gran crisis que los pone a prueba y les dice cuál debería ser el propósito de su existencia. Este es mi propósito: ayudar a que las personas sean mejores personas en cualquier aspecto. Y que cualquier persona puede conseguir lo que se proponga por más dura que sea la corrida.
A lo largo de mi trayectoria personal y profesional me he dado cuenta que en la vida nada está escrito. Que si hoy estás en la cima, mañana puedes estar abajo. Que las experiencias que cosechas a lo largo de la existencia te pueden llevar al éxito o al fracaso. Que así como inviertes en un título profesional debes invertir en ti mismo para ser mejor persona y encontrar tu propósito de vida. Nunca es tarde.
Eleva tu vida.