Carta para un ser querido fallecido

Acá abajo no estamos tan bien cómo estás tú arriba. Nos preguntamos a cada instante qué pasó, por qué te fuiste tan repentinamente.

Pasan los días y este dolor no se calma. Unos días increpamos a Dios porque te llevó, otros días le damos las gracias porque sin duda allá estás mejor que acá.

Tu ausencia duele y nos mortifica. Tu partida nos ha enseñado que la vida es frágil. Dejaste tus hijos y cada día que pasa nos preguntamos por qué Dios tomó esa decisión.

Recordamos tu sonrisa y tu mirada. Nos reímos de tus chistes y nos acordamos de tus malos ratos. A pesar de que ya no estás acá con nosotros, seguimos aprendiendo de ti, porque gracias a ti nos dimos cuenta que la vida se esfuma en un parpadeo, y que tenemos que aprovecharla con quienes siguen acá.

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