Hay historias que no solo se escuchan, se sienten. La de Miguel Buitrago, conocido en redes como Media Vida, no es solo inspiradora: es un recordatorio de que vivir es un acto de valentía diaria. Nació con medio corazón, pero con una fuerza vital que ha hecho latir al mundo entero.
Desde su primer aliento, la vida le planteó un desafío impensable: una malformación congénita llamada atresia tricúspide con una sola aurícula y ventrículo funcional. El diagnóstico era claro: solo medio corazón funcional. El pronóstico: tres años de vida. Hoy tiene 25.
Pero este no es un relato de enfermedad. Es la crónica de un alma que decidió ser luz, aún en sus días más oscuros.
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La infancia que parecía normal
Miguel creció creyendo que todos los niños tenían condiciones médicas como él. Las visitas al médico eran parte de su rutina, como para otros el recreo. Jugaba fútbol, se reía, amaba. No entendía la diferencia… hasta que el bullying se encargó de hacérsela notar.
Sus compañeros y hasta algunos profesores usaron su diferencia como arma. Lo golpearon, lo insultaron. Y aunque él se refugiaba en el silencio de su habitación, su corazón —medio pero valiente— seguía empujándolo hacia adelante.
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El cuerpo que cayó… y volvió a levantarse
Las cirugías llegaron una tras otra. A los pocos meses de nacido, a los tres años, en la adolescencia… hasta que una peritonitis casi lo apaga todo. “Despídase, no va a salir vivo”, le dijo un anestesiólogo antes de entrar a quirófano. Salió. Pero sin caminar. Y con oxígeno de por vida.
Hubo días —y noches— en los que pensó en rendirse. Dos intentos de suicidio lo empujaron al borde. Uno lo detuvo un portero; el otro, una llamada que, por milagro, sí fue respondida. Pero incluso ahí, en el fondo, había algo que aún latía: sus ganas de contar historias.
La voz que encontró su eco en las redes
Su padre fue el primero en proponerlo: “¿Y si grabas un video contando tu historia?”. Y así nació el primer “¿Qué enfermedad tengo?” en YouTube. Luego llegó TikTok, donde baila, ríe, motiva, y donde su oxígeno ya no es símbolo de debilidad, sino de orgullo.
Porque en una plataforma donde tantos buscan atención, Miguel encontró conexión. Donde muchos presumen perfección, él muestra humanidad. En un espacio lleno de filtros, él habla de lo que realmente pesa: la salud mental, la fuerza interna, el valor de seguir vivos cuando todo duele.
El creador que no necesita filtro
Hoy, Media Vida trabaja como mánager de creadores en TikTok, baila con su papá, diseña peluches en forma de corazón y sueña con seguir ayudando. Su lema es claro: “Ser luz en el camino de otros”. Y lo es.
Miguel no es influencer por números. Lo es por impacto. Porque hace sentir a quienes lo ven que no están solos. Que tener miedo, tristeza o una condición médica no te resta valor. Que si él puede sonreír con medio corazón, tú también puedes encontrar razones para levantarte.
¿Y la cura?
Miguel lo dijo claro: la cura no es un trasplante de corazón y pulmón con 90% de riesgo. La cura es el amor. Es reír. Es crear. Es conectar. Es entender que la vida, aunque duela, siempre vale.