Si quieres recibir una lluvia de bendiciones en tu vida, haz la consagración a la Virgen María. Consagrarnos significa ponernos en sus manos, a su servicio y a su disposición. La Fe es como un músculo, si no lo fortaleces no avanzas, no construyes.
Hacer la consagración a la Virgen María es permitirle a ella que actúe en nosotros. Es como si le prestáramos nuestra lengua para que ella hable por medio de nosotros. Puedes consagrarte cuantas veces quieras.
Existe un libro que se llama Preparación para la Consagración al Triunfo del Corazón Inmaculado de María. Lo primero que debes hacer es escoger una festividad de la Virgen María, en este libro que te acabo de mencionar están las fechas de las festividades. La Consagración debes hacerla durante 33 días ininterrumpidos. En este mismo libro, de la página 23 a la 25, encuentras todas las oraciones que debe seguir para consagrarte.
El día de la Consagración puede celebrarlo yendo a una eucaristía, si no te es posible asistir a alguna puedes hacer un altar en tu casa con un velón, con la foto de la virgen María, rezas el Rosario, y haces las oraciones qué están en la página 89 Y 90.
Es importante que cuando consigas el libro para hacer la Consagración también adquieras el escapulario verde del Corazón Inmaculado.
Fortalece tu Fe, tu esperanza, tu caridad, tu humildad, tu obediencia, tu silencio, tu paciencia y tu perseverancia, y vas a ver cómo va a cambiar todo en tu vida. No hay nada más reconfortante que hablar con la Virgen María, contarle lo que nos pasa, y entregarle todas nuestras cargas.