El poder de rezar El Rosario todos los días

¡No apto para incrédulos!

Tenía 30 años cuando me invitaron a rezar el Rosario en un lugar de Bogotá llamado La Casita de la Virgen, aunque siempre he creído en Dios y en la Virgen María, en ese tiempo era muy inconstante con la oración, solo me acercaba a él cuando tenía problemas.

La Casita de la Virgen está ubicada en Bogotá en la calle 40 con carrera 22, en la localidad de Teusaquillo, cerca del Park Way. La historia de ese lugar es maravillosa, y aquí es cuando debo decir que sí usted es incrédulo es mejor que no siga leyendo porque todo lo cuestionará.

Era un miércoles en la noche, llegué a aquel lugar a rezar el Rosario con una amiga que es muy devota a la Virgen. Ese día conocí de cerca cuál es la historia de esa casona en Teusaquillo, en donde todos los días se congregan cientos de personas en las noches a orar en un garaje.

Una pareja de esposos decidieron abrir las puertas de su casa para rendirle culto a la Virgen María luego de tener extrañas visiones y de sentir desde lo más profundo de su alma, que su hogar debía ser el lugar en donde se congregara la gente para orar.

El día que fui a rezar me sentí en realidad muy impresionada de ver la cantidad de gente que llegaba a esa casa. La energía fue tan bonita que recé el Rosario como nunca lo había hecho. Cuando se terminó la oración contaron que algunas veces la Virgen se manifiesta dejando en las manos o en el cuerpo escarcha. Eso me quedó sonando, pero como les digo en ese tiempo no era tan devota.

Hoy tengo 36 años y desde hace dos años hago el Rosario todos los días. Ese hábito lo comencé luego de tener dificultades en mi vida personal. Necesitaba tener una vida espiritual plena que me ayudara a canalizar mis energías.

Mi abuelita, que desafortunadamente ya no está conmigo, siempre me decía que rezara el Rosario, pero nunca le hacía caso, la verdad me daba pereza. Pero ella contaba que era una lástima que las personas no alcanzaran a dimensionar el poder que tenía hacer el Rosario todos los días, que la Virgen concede todos los deseos si uno lo hace con devoción.

Tenía 34 años y sentía mi vida patas arriba. Y justo en ese momento me acordé de las palabras de mi abuelita. Compré dos camándulas, fui a misa, las bendije y comencé a rezar el Rosario. Me acuerdo que pedía mucho que mi vida personal cambiara, que me sintiera diferente. Y todo fue fluyendo.

Los cambios en muchos aspectos no se dan de la noche a la mañana. Todo tiene un proceso. Pero sentir que tenía una energía diferente para enfrentar las situaciones era lo que más me gustaba. Tanto así, que después de unos meses de rezarlo, ya no pedía nada. Solo agradecía, porque en la gratitud también hay un poder impresionante.

Esta semana estaba rezando el Rosario y cuando lo terminé de hacer mis manos estaban brillando: era escarcha. Pero no una escarcha normal, era tenue, daba visos de todos los colores, pero era impresionante como estaban mis manos. Estaba tan asombrada que de una pensé que era la escarcha que mi hija utiliza para sus clases virtuales. Pero se me hacía extraño porque en ese espacio donde estaba rezando no había estado ella con la escarcha. Y me acordé de lo que escuché en La Casita de la Virgen.

Este tipo de situaciones a muchas personas les cuesta creer, y por eso no le conté a nadie. Pero en el fondo yo sentía que la Virgen se me estaba manifestando. Al siguiente día, cuando estaba rezando el Rosario le dije a la Virgen que quería sentir de nuevo su presencia y que me gustaría que se me volviera a manifestar, y que de una u otra forma me hiciera saber qué le gustaría de mí. Cuando terminé, mis manos estaban nuevamente con escarcha, no tan intensa como el día anterior, pero sí se notaba.

Desde hace cinco días se me metió en la cabeza que tenía que contar esto a través de este medio. Muchos dirán que estoy loca, que eso no pasa, que Dios no existe y que la Virgen mucho menos, otros intentarán encontrar la explicación científica, pero lo cierto es qué pasó y yo estoy convencida no solo del poder que tiene rezar el Rosario todos los días, en todo sentido, sino también estoy convencida que la Virgen se me manifestó.

Si usted que me está leyendo es católico, y tal vez está pasando por una situación difícil en este momento, comience a rezar el Rosario con devoción. Ore, hablé con Dios, pídale lo que quiere exactamente, refuerce su fe, su esperanza, su caridad, su humildad, su paciencia, su perseverancia, su obediencia y su silencio, y seguramente su vida va a cambiar para bien. el Rosario fortalece la familia y eso sí que es lo más sagrado que un ser humano puede tener.

Ser mejor persona no cuesta mucho.

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